El problema de la vivienda debe atacarse de manera integral. Seguramente en un país que tiene 2,78 millones de kilómetros cuadrados no falta lugar para construir viviendas. Lo que no sobra son, precisamente, universidades nacionales con terrenos en los que desarrollar actividades de producción, extensión e investigación, que permita desarrollar investigación en el ámbito agropecuario. Necesitamos producir de manera eficiente y sustentable. El campo nos sirve como área de trabajo en ese ámbito. No es nuestro para cederlo ahora. Es de las generaciones que vienen, a quienes debemos garantizar posibilidades de educación y desarrollo. ¿Qué otra cosa sino privatizar es quitar de la propiedad pública bienes que son de todos? Quienes nos oponemos, no lo hacemos con liviandad ni con un análisis poco profundo. No se trata de quitarle al campo una porción de su superficie «que puede cederse sin problemas». Se trata de privar a la comunidad universitaria de su uso futuro a estudiantes e investigadores. Invito a quienes acuerden con esta postura, a sumarse al rechazo a la cesión de tierras de la UNLu, sumando su firma en el siguiente sitio: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSed2QQE4YUrAttjHgzYw1pRnrnEsIn2DDpDwOcfmX84gwWy1g/viewform